viernes, 11 de junio de 2010

PODRÍA VER EL BRILLO DE TUS OJOS





Podría ver el brillo de tus ojos
si buscara en el fondo de la bruma
o quizás si mirara simplemente
en la noche el paseo de la luna.

Pero no, no quería tu mirada
ni tampoco tus ojos y ternura,
precisaba ese soplo de la brisa
que a mis sienes calmaran de sus dudas.

El cansancio, quizás acumulado,
las ojeras precisas e iracundas,
con la falta de humor y de bonanza
esbozaban el cuadro de mi culpa.

Sin embargo pensaba y repensaba,
y a mi mente venían mil preguntas,
¿por qué era tan rígido y severo
y por qué mi conciencia me prejuzga?

Es difícil amar y ser amado
en un mundo que mira sus mayúsculas,
sin saber que en la letra más pequeña
allí está la respuesta que se busca.

Porque amar a la vida es muy sencillo
y la ama ya niño a quien se arruya,
y también esa estrella que en el cielo,
temerosa se asoma a la laguna.

Más sentir el amor del ser amado,
esa mano que habla y te dibuja,
ese labio que tiembla tiernamente
y la dulce mirada que se nubla,

no es difícil, si eres consecuente,
y no buscas la sombra que confunda,
pues amar y sentir al ser amado,
es unir sentimientos sin fractura.

Es unir las dos manos con un lazo,
y avanzar por la vida en esa búsqueda,
es sentir las llamadas de las almas
y saciar su cariño con premura.

Es así como quiero tu mirada,
compartiendo el camino con la brújula,
con tu mano en mi mano, y tus latidos,
a mi lado, por siempre en la aventura.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/06/10

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