sábado, 26 de febrero de 2011

RECUERDOS...


No se debe vivir de los recuerdos,
los recuerdos son lágrimas sagradas,
son instantes colgados del vacío,
son las llamas durmiendo entre las brasas.

Sin embargo queremos los recuerdos,
a pesar de que cubran las ventanas,
y sus blancos visillos nos subyuguen
y en los mismos se claven las miradas.

Recordamos momentos del pasado,
nuestros sueños sin voces ni palabras,
y también recordamos las personas
que dejaron su huella en nuestras almas.

Es posible encontrar en los recuerdos,
el sabor tan amargo de una lágrima,
y también aquel pétalo reseco
de la rosa querida y marchitada.

Más no todo es salitre en los recuerdos,
y seguro que oímos las campanas,
aquel tierno latir de nuestros pechos,
que en las tardes de agosto nos llamaban.

Hay nostalgia y pasión en los recuerdos,
cara y cruz de una vida consumada,
hay sonrisas y llantos en los mismos
y también un abrazo de añoranza.

Porque el tiempo vivido ya es recuerdo,
a pesar de quedar en la garganta,
mil suspiros y gritos retenidos,
mil susurros guardados para nada.

Nunca vivas sin más de los recuerdos,
pues los mismos agobian y atenazan
te exclavizan a un tiempo detenido
con cadenas de hierro ya oxidadas.

Los recuerdos son témpanos de hielo,
sentimientos y huellas de una marcha,
que se quedan atrás, en nuestras vidas,
y que deben dormir en la distancia.

Rafael Sánchez Ortega ©
26/02/11

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