miércoles, 11 de mayo de 2011

ES CIERTO, TENÍA QUE ESCRIBIRTE...


Para ti, C... (Conchi)

Es cierto, tenía pendiente de escribirte
y quería hacerlo así,
despacito y en silencio.
Sin nadie que nos molestara
ni nos interrumpiera,
aunque la verdad es que nunca
nadie nos ha interrumpido,
a pesar de que tú permanecías calladita
en aquellos monólogos interminables de mi parte.
Pero también te he escuchado muchas veces.
Esas en las que me hablabas de ti,
de tus cosas habituales,
de tus andanzas,
de las personas que te rodeaban y, sobre todo,
me has hablado con tu silencio.


Porque es cierto que es así,
que en esas charlas sin palabras,
en esos instantes mágicos e interminables,
es donde nos hemos visto y encontrado.


Allí te has puesto cómoda mientras te hablaba.
A veces, te estirabas y ahogabas un bostezo.
Yo sé que te dormían mis palabras
y que ellas te abrumaban
mientras yo seguía hablando y hablando,
en ese diálogo interminable.


Quizás estoy dando vueltas, entre mis dedos,
a esta pieza de juguete de un mecano,
mientras pienso qué te voy a decir ahora
que no sepas,
que no tengas ya en la mente
y te sonrías al leerme,
porque sé que tú me conoces bien
y sabes lo que pienso y lo que siento,
aunque quizás estés deseando oírlo de mis labios,
escucharlo en las palabras que salgan de mi boca
y leerlo en mis pupilas silenciosas.


Así que dejaré la pieza del mecano
en la repisa de la ventana,
tomaré tus manos en mis manos
y te miraré a los ojos.
Quiero ver en ellos el brillo de tu alma,
quiero sentir el latir de tu corazón,
quiero notar ese deseo en la punta de tus labios,
quiero sentirte gritar y pedir que te abrace,
que te diga que te quiero,
que te susurre al oído que te amo.


Porque eso es lo que quiero decirte,
lo que te quiero ofrecer,
lo que te quiero dar ahora,
aunque luego te enfades
y aunque más tarde me evites y me cierres
la puerta y la ventana,
como una niña gruñona,
porque en el fondo quiero romper el miedo de tu alma,
quiero saciar la sed de tus sentidos,
quiero hacer que sueñes y que vivas,
que sientas el latido de tu pecho
acelerarse con el viento y con la brisa,
que busques a la lluvia en primavera
y a la nieve en el invierno
y quieras y ansíes a las olas de los mares
y a los trigos en los campos de castilla.


Pero también quiero llevarte
la música a los labios,
la eterna melodía de la paz de los sentidos,
la bella mariposa que venga hasta tus manos,
el beso y la caricia de las fuentes,
el llanto interminable de los ríos,
el lecho inmaculado de las hojas en otoño.


...Porque quiero repetirte, sin descanso,
que te quiero y que te amo.
Que no importa, ni me importa, lo que pienses.
Aunque creas que estoy loco,
aunque mires a otro lado,
aunque evites mi mirada
y aunque creas que te acoso.


Después de este momento no habrá otro,
porque hasta ahora te contaba y me contabas
muchas cosas en silencio,
pero ahora ya lo sabes.


He abierto con las letras mi costado,
he hablado y te he contado todo aquello
que guardaba.
Ahora sabes lo que pienso y lo que siento,
aunque sé que tú ya lo sabías,
que intuías todo esto con tu miedo,
con tus dudas, con tus nervios.


...Dejaré que tú te duermas nuevamente,
dejaré que todo pase.
Que se aplaquen las galernas de las almas,
que se duerman las pasiones y sentidos.
Dejaré que el tiempo marche,
con mi vida, hacia la nada
y si me evitas, si te alejas,
quedaré con mis recuerdos añorando tu figura,
y tu presencia,
tu peluche de gitana
y esos ojos tan divinos
que yo quiero y que yo adoro.


Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/11

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