martes, 19 de julio de 2011

PENSÉ GRITAR EN MEDIO DEL DESIERTO...



Pensé gritar en medio del desierto,
pensé en dormir encima de las nubes,
pensé y pensé contigo, ¡tantas veces...!
que hasta soñé aspirando tu perfume.

Un día, despertando de mis sueños,
ya no pensé en otoños ni en octubres,
tampoco en mañanitas candorosas
ni en besos y en abrazos de peluches.

Entonces comprendí cuánto te amaba
y entonces me invadió la pesadumbre,
salieron de mi pecho mariposas,
susurros de domingos y de lunes.

No quise los lamentos de los vientos,
tampoco las nevadas de las cumbres,
quería tu mirada solamente
y el beso de tus ojos sin tabúes.

Por eso yo pensaba y repensaba,
pensaba en los marinos y sus buques,
pensaba en tus ojitos soñadores
y el rizo de tu frente con su bucle.

Pensaba en esas olas tan bravías,
en tonos y colores agridulces,
en vuelos de gaviotas presurosas
y en algas que dejaban sus apuntes.

Pensaba que el amor es sentimiento,
un cruce de alamedas y abedules,
un fresco laberinto de emociones
con mezcla de pasión e incertidumbre.

...Pensé en marchar entonces a tu lado
y hasta encender la noche con mil luces,
pensé en buscar tu abrazo simplemente
y hasta arrancar el llanto a los laúdes.

Pero te vi marchar y nada dije,
sólo pensé en el Gólgota y sus cruces,
y allí perdí al alma que yo amaba
en medio de los sueños de aquel puzle.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/07/11

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